jueves, 19 de junio de 2014

Preciosa Sangre de Cristo con virtudes teologales y cardinales



Esbozo de análisis iconográfico de la obra “Preciosa Sangre de Cristo con virtudes teologales y cardinales  de la Iglesia de Santiago Apóstol, Chazumba, Oaxaca.
Ricardo Ceballos Soto

Ubicación: La población de Santiago Chazumba se encuentra localizada en la Mixteca Baja, en los limites de los estados de Oaxaca y Puebla, a 63 km de la ciudad de Tehuacán, Pue., sobre la carretera federal 125. El templo de Santiago Apóstol fue construido entre 1758 y 1789, dos de los oleos del templo están fechados en 1791. El edificio esta lleno de elementos religiosos de interés para la historia del arte: dos cuadros en el baptisterio, un cuadro de la Virgen de la Luz en el sotocoro, un cuadro de “Nuestro Padre Jesús”, el retablo del altar mayor y la pintura “Preciosa Sangre de Cristo con virtudes teologales y cardinales”, el cual se ha elegido para su análisis iconográfico.[1]
 
 Acorde con la propuesto por Panofsky de interpretar el sentido del significado, y de buscar en la literatura religiosa los significados del mensaje pictórico para la comprensión del valor simbólico de la imagen. Para ello primero se hace una descripción preiconografica buscando formas y elementos integrantes en su nivel elemental, para proceder en una interpretación iconográfica buscando el significado temático secundario con base en la familiaridad del bagaje cristiano compartido socialmente como católico, sin llegar a la fase iconológica por su evidente dificultad.[2]
Metodología de Panofsky, bagaje cultural católico y fuentes bibliograficas diversas que aparecerán a pie de pagina constituyen las fuentes de este esbozo de análisis iconográfico.
Descripción (Analisis preiconografico):
El cuadro se ubica en la sacristia, y abarca toda la pared de la Sacristia, midiendo en su base aproximadamente 6 metros por 6 metros aproximadamente. Para la descripción el cuadro será fragmentado en tres escenas: inferior, central y superior. Se describirán los elementos, de derecha a izquierda del cuadro.
Escena Inferior
Elemento 1: Figura antropomórfica femenina de pie, toga blanca y capa de color azul marino. En sus manos porta dos vasijas y vacía un líquido de una a otra. Elemento 2: Figura antropomórfica femenina, toga color rojo y capa que tiende al dorado. Sus manos no portan elementos, mano derecha abierta y vuelta al espectador mientras la izquierda parece señalar a la figura antropomórfica siguiente. No parece tener atributo, aunque un lazo ciñe su cintura y se atraviesa en el pecho.
Elemento 3: Figura antropomórfica femenina sentada, toga rosada y capa de color azul cielo. En su mano derecha porta una espada mientras en la izquierda tiene un balancín. Elemento 4: Cuatro ovejas blancas miran hacia arriba mientras reciben un chorro de líquido color rojo cada una.
Elemento 5: Al centro del cuadro, una copa color bronce con un circulo  blanco en su parte superior. Elemento 6: Aparecen 3 ovejas blancas que miran hacia arriba y reciben cada una un chorro de líquido rojo.
Elemento 7: Figura antropomórfica femenina, toga blanca y capa de azul claro. Mira fijamente a la escena central y hacia arriba. En su mano derecha porta una copa con un círculo blanco que irradia luz, mientras su mano izquierda abraza un libro abierto, bajo el libro tablas de la ley y recargada en un edificio con cúpula. Elemento 8: Figura antropomórfica femenina, toga azul que sostiene en su mano derecha un ancla del tamaño de su cuerpo. Elemento 9: Figura antropomórfica femenina semiinclinada, toga roja y manto azul. Mira al centro de la escena detrás de una columna.
Escena Central: En el mismo orden que el anterior.
Elemento 1: Figura antropomórfica masculina con alas. Su camisa es azul y lleva una manta-túnica es de color rosáceo, calzado con sandalias azules. Sus manos cruzadas al pecho mirando la escena central. Elemento 2: Ligeramente inferior esta una figura antropomórfica femenina con toga rosada y túnica roja. A su costado  derecho dos figuras antropomórficas de infantes. Los integrantes de la escena están cubiertos con un manto azul que emerge de la parte superior de la escena central.
Elemento 3: Un círculo blanco sobre la copa, donde esta posado una figura antropomórfica masculina semidesnuda que porta manto blanco que cubre genitales y un manto azul que lo rodea. El amplio manto azul es el mismo que cubre la mujer y niños a su derecha. Sus manos están abiertas y de sus palmas, así como de su costado derecho, brotan chorros de líquido rojo que caen hacia el círculo blanco, de ahí salpica dicho líquido a la escena inferior ya descrita. El rostro del personaje central es barbado y rodea su cabeza un halo de color dorado.
Elemento 4: A su izquierda, posada en el círculo blanco esta una cruz de madera que es una vez más alta que el personaje. Dicha cruz está sostenida por una figura antropomórfica  masculina alada en postura en cuclillas que viste toga rosácea y con manto dorado. El personaje mira fijamente al personaje central. Elemento 5: Ligeramente superior aparece una figura antropomórfica infante con alas, regordete, semidesnudo, cubierto con toga roja.
Elemento 6: Bajo el elemento 5 aparece una figura antropomórfica indefinida, con toga blanca. En su cabeza porta una corona de laurel y en la mano un elemento como palma larga. Elemento 7: Figura antropomórfica masculina alada con toga rosácea y manto rojo.
Escena Superior: De derecha a izquierda del cuadro.
Elemento 1: En una nube surgen dos cabezas infantiles con alas. Miran al centro de la escena. Elemento 2: Dos figuras antropomórficas infantiles aladas, con túnicas dorada y roja. Miran al eje central del cuadro.
Elementos 3: Sobre los elementos 1 y 2, dos cabezas infantiles aladas están  entre nubes. Separados y hacia arriba, sobre la misma nube dos cabezas infantiles aladas más pequeñas. Elemento 4: Al centro del cuadro y rodeadas de nubes aparece un ave blanca con las alas extendidas, un resplandor rodea la imagen.
Elemento 5: Sobre el ave una figura antropomórfica masculina de anciano, vestido de blanco y con capa roja. Su cabeza está rodeada de un resplandor. En su mano derecha un globo azul y un delgado cetro dorado. Al costado derecho y ligeramente inferior dos figuras antropomórficas infantiles desnudas con capa roja.
Elemento 6: Sobre la terminación superior del elemento 4 de la escena central, dos figuras antropomórficas infantiles aladas sostienen los brazos de la cruz, uno cada brazo. Sobre ellos emergen dos cabezas infantiles aladas. Elemento 7.- De una nube emergen tres cabezas infantiles aladas.

Análisis iconográfico
La división en escenas y la separación en elementos han sido para facilitar el análisis, pero no debemos perder de vista que el arte cristiano “está hecho para llevar a quien observa, un mensaje moral, una noticia religiosa o histórica o simplemente a establecer una conversación[3] como apunta Mariano Monterrosa, además de una manera de difundir la teología y la filosofía cristiana. Para comprender el mensaje es necesario “leer” los elementos mediante los atributos que aparecen, así como con el bagaje cultural de cristiano católico. Así, comenzamos de la parte superior a la inferior.
En la parte superior tenemos a Dios Padre, identificado como el elemento trinitario por los atributos clásicos de el mundo y el cetro que tiene a su lado; símbolo de su potestad y soberanía. Aunado a su característica barba blanca y el nimbo que rodea su cabeza. Toda la parte superior se enmarca de querubines, dentro de la mitología cristiana, los más cercanos a Dios Padre, así como algunos ángeles sin atributos suficientes para identificarlos.
Inmediatamente bajo el Padre aparece la paloma con nimbo, símbolo inequívoco del Espíritu Santo. Sabemos ya que estamos ante la Trinidad católica que se refuerza con la figura inmediatamente inferior. Dentro de la Escena central: Jesucristo con el nimbo resplandecimiento que rodea su cabeza, el rostro barbado de un hombre que ronda los treinta años y con el instrumento de su muerte: la Cruz. Aunado a sus heridas de las que mana sangra a la escena inferior del cuadro y de la que hablaremos más adelante.
Escena fundamental del catolicismo, no es la representación de la Crucifixión, pero no olvida el discurso la necesidad de recordarla para fortalecer la idea que del sacrificio de Cristo parte la redención de la humanidad. Todo se refuerza con el Cáliz, esta copa monumental de la escena inferior y que nos refiere a la Eucaristía.

el cáliz es un símbolo ligado inequívocamente a la imagen de Cristo, por lo tanto, un símbolo de valor y significado sagrado, que al ser introducido dentro de una composición, alude de manera directa la presencia, enseñanza y sacrifico al ser portador, según Jesucristo, el vino que simboliza la sangre de su sacrificio [4]

Precisamente, a los pies del cáliz y mirando fijamente la escena superior cuatro ovejas de un lado y tres del otro, símbolo de la grey cristiana que recibe la sangre de Cristo como elemento redentor.
En la Escena central, Jesucristo está acompañado por tres arcángeles sin posibilidad de identificación pues no portan atributos. El del costado izquierdo y el del costado derecho están en actitud de adoración a Cristo, mientras que el tercero sostiene la cruz, mirando atentamente al señor.
Al costado derecho de Cristo esta La Caridad, representada por la mujer vestida de rojo y con dos niños a su lado. Mientras en el costado opuesto aparece un elemento de muy difícil identificación pues la figura antropomórfica ostenta una palma en la mano izquierda y una corona de laurel. Consideramos que no es un ángel pues carece de alas.
Finalmente, llegamos a la escena inferior donde aparecen 6 mujeres, pero sus atributos nos indican que no son humanas, sino representaciones alegóricas de las virtudes cristianas. La primera lleva dos vasijas, escanciando agua al vino, por lo que estamos frente a la representación de La Templanza. La inmediata a su costado no tiene atributo visible, acaso el lazo que cruza su pecho, de dudosa identificación, por descarte podemos estar ante La Prudencia.[5]
Continuamos con La Justicia, quien porta dos atributos clásico que refuerzan su identidad: La espada y la balanza. Aparece finalmente la virtud teologal de La Fe con sus atributos de cáliz en la mano derecha y las sagradas escrituras y tablas de la ley en la mano y costado izquierdo. Hay que precisar que es la Fe católica, reforzada por el atributo del edificio cupular.
La penúltima imagen corresponde a La Esperanza, pues su atributo es un ancla y el color verde de su vestido. Terminamos esta escena con la representación de La Fortaleza.[6] En Timoteo 1:12 se menciona. “Doy gracias a aquel que me revistió de fortaleza, a Cristo Jesús, Señor nuestro, que me consideró digno de confianza al colocarme en el ministerio”. Mientras en Salmos 31:4 “pues mi roca eres tú, mi fortaleza, y, por tu nombre, me guías y diriges”. Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento son abundantes en referencias a la fuerza dinámica que proporciona Dios, por supuesto, en el Nuevo el ejemplo máximo de Fuerza es Cristo; vencedor de pruebas humanas y tentaciones. Su triunfo máximo fue vencer a la muerte.[7]
Este oleo monumental está ubicado en la Sacristía, espacio cerrado a los fieles, por lo que considero estamos ante un mensaje dirigido al sacerdote. Precisamente, esta iglesia fue secularizada  en 1755.[8] El mensaje es recordarle al Sacerdote las virtudes que debe poseer y promover entre los fieles: Fe, Esperanza y Caridad. Templanza, Prudencia, Justicia y Fortaleza. Con la promesa de que para obtenerlas, mantenerlas y acrecentarlas, Cristo en la eucaristía le acompañaba.
El mensaje sin duda requería un elevado conocimiento de la teología cristiana católica, considero que inalcanzable para la mayoría de los habitantes de la comunidad al momento de su construcción, de aquí que el oleo tuviera un objetivo concreto y un destinario único en su momento; el cura párroco, y futuros destinatarios, el clero católico en ese tiempo y para la posteridad.



[1]  Ceballos Soto Ricardo, Historia de Santiago Chazumba: 1900-1920, PACMyC/CONACULTA-Ayuntamiento Municipal Constitucional de Santiago Chazumba, Oaxaca México, 2007, p.  46-52.
[2] García Mahíquez, Rafael,  Iconografía e Iconología. La Historia del Arte como  Historia Cultural, Encuentro, España, 2008, págs. 235-304
[3] Monterrosa Mariano, “La iconografía”, en: Camarena Mario y Lourdes Villafuerte, Los Andamios del Historiador.., AGN-INAH, México, 2001, p. 43.
[4] De la Rosa Rodríguez, Víctor Manuel, La crucifixión: Símbolos y Signos de la Imagen de Cristo en el Arte Sacro,   Tesis de Licenciatura, Universidad CentroOccidental “Lisandro Alvarado”, Venezuela, 20013, localizada en:  http://bibhumartes.ucla.edu.ve/DB/bcucla/edocs/repositorio/TEGN8053D452013.pdf
[5] Lull Josué, Las virtudes cardinales, 2011, en:  http://www.arteiconografia.com/2011/05/las-virtudes-cardinales.html
[6] Ripa Perugino, Cesare, Iconología, Ediciones Akal, 1996, Madrid España, 2 tomos.

jueves, 5 de junio de 2014

Redes económicas de la Iglesia colonial poblana en la Mixteca



Redes económicas de la Iglesia colonial poblana en la Mixteca
En la conformación histórica de un territorio regional tenemos propuestas que van de la importancia del elemento militar al del aspecto económico. Sin negar estas propuestas, antes bien, enriqueciéndolas, el Dr. Francisco Javier Cervantes refiere a la importancia de la articulación de Parroquias y Obispados en la conformación de regional. Con particular énfasis en las relaciones económicas que se presentan entre las instituciones eclesiásticas y la sociedad.
            Así, con la información proporcionada por los anexos del texto “La iglesia en la conformación del territorio. Reflexiones sobre el caso del obispado de Puebla, siglos XVI-XIX”[1] y otras fuentes, pretendo apuntar cómo la sociedad de la zona territorial hoy conocida como Mixteca, limítrofe entre los actuales estados de Puebla y Oaxaca, formaba parte de las redes económicas del Obispado de Puebla.
Dentro del extenso Obispado de Puebla en la época colonial, consideramos la Mixteca como una región conformada por los pueblos que se ubican más al sur del Valle de Zapotitlán Salinas, parte más sureña de Tepexi, Acatlán de Osorio e Izúcar.[2] Queremos saber los intereses económicos en el área de las instituciones eclesiásticas tanto seculares como regulares, así también el cómo los mismos habitantes están articulados efectivamente a la capital diocesana.
Referente a la importancia capital de la cabecera diocesana, es revelador el siguiente párrafo:
No se puede explicar la majestuosidad de la catedral sin tener en cuenta que los diezmos provenían de todo el obispado. Asimismo, todo productor agrícola de la amplia diócesis que considerara tener una hija religiosa debía primero pensar en recurrir a un monasterio de la Angelopolis y con ello el valor de las dotes se fue acumulando en la ciudad.[3]

La Mixteca no está exenta de estas relaciones. En los cuadros estadísticos de Cervantes Bello podemos ver que en los censos de 1613 a 1617 diferentes actores llegaban a contratos con la Iglesia para percibir rentas, entre otras figuras jurídicas.
Así, por ejemplo, Pedro Cortés Espina pide un préstamo de 10,000 pesos, dejando en hipoteca dos haciendas, una de ellas en la Mixteca baja con 18,000 ovejas. La relación de las instituciones eclesiásticas con la Mixteca para agostadero de ganado continua en el siglo XVIII, los jesuitas compraron 4 sitios de ganado mayor al cacique de Tepexi de la Seda en 1661, y posteriormente continuaran comprando o arrendando tierra a los caciques de la región.[4]
Mientras que el convento de Santo Domingo por venta tiene censo de una hacienda en Izúcar de Bartolomé Castilla. Los acreedores notables se podían respaldar con haciendas, ranchos e ingenios en la Mixteca. Mientras que las transacciones de casas en Tehuacán era de 11 contratos con valor de 20,020.[5]
            Para mostrar el punto de la importancia económica de la Mixteca en las instituciones eclesiásticas, tenemos el caso de la Hacienda San Jerónimo que engordaba ganado mayor y menor de los jesuitas mediante la figura de arrendamiento de los cerros de la Mixteca. Por lo que la región de la Mixteca contribuyo al engrandecimiento y manutención de los grandes colegio jesuitas de Puebla.
Vamos más allá de las relaciones de arriendo de pastos, la relación con la iglesia también es artística. En el lejano municipio de Santiago Chazumba Oaxaca, la iglesia está llena de elementos que comprueban su estrecha relación con la Angelopolis. Una soberbia custodia de plata sobredorada y otros elementos de manufactura poblana[6]  comprueban que las iglesias en la Mixteca requirieron manufactura poblana. Los objetos de culto provenían de la capital diocesana, por lo que hay que imaginar los muchos y buenos caudales económicos que fluían de la región para abastecer al culto religioso de sus iglesias.[7]
En economía y culto no terminan las relaciones mixtecas con Puebla,  también las elites de la zona se educan en la capital. Juan Rodríguez Sedillo de Huajuapan entra al Colegio Real de San Pedro y San Juan en 1645, mientras que José de Olea, Francisco de Olea, Juan de la Parra y Diego Cortazar de Silacayoapan reciben las ordenes eclesiásticas en la Angelopolis,[8] cabe pensar en situaciones semejantes para los conventos femeninos.
Por lo anterior podemos concluir que la vasta región del Obispado de Puebla estuvo articulada económicamente y donde incluso zonas tan lejanas como la Mixteca tenían relaciones estrechas con la capital. Desde intereses económicos de la Iglesia como de las elites regionales, como de influencia artística, cultural y educativa.



[1] Cervantes Bello, Francisco Javier, “La iglesia en la conformación del territorio. Reflexiones sobre el caso del obispado de Puebla, siglos XVI-XIX” en: Puebla: Territorio y globalización. Variaciones sobre un problema, ICSyH “Alfonso Vélez Pliego”-BUAP, Puebla, México, 2009, págs.  19-79.
[2] Mapa ubicado en páginas 24 y 25 de Cervantes Bello, Francisco Javier, “La iglesia en…,
[3]Ibidem, pag. 
[4] Cruz Pazos, Patricia, Del arrendamiento al despojo de tierras: los caciques Cruz y la hacienda de San Jerónimo (Tepexide la Seda, Puebla-México, 1728-1805), en Memoria Americana, enero-diciembre 2007     http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S1851-37512007000100002&script=sci_arttext
[5] Cervantes Bello, Op. Cit.
[6] De Leo Martínez José Andrés y Fernando Vargas Cruz,  “Nuestro Padre Jesús Nazareno. El retrato de una escultura para la renovada devoción en Santiago Chazumba, Oaxaca”, en Encrucijada. Revista Digital del Seminario de Escultura. Núm. 2, diciembre 2009, Instituto de Investigaciones de Estéticas-UNAM, México. Localizado en http://www.esteticas.unam.mx/encrucijada/revista_02.pdf
[7] Pérez Morera, Jesús, “Formas y expresiones de la platería barroca poblana. Repertorio decorativo, técnicas y tipología” en: Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, Vol. XXXIV, Núm. 100, 2012, págs. 119-170. Localizado en:  http://www.analesiie.unam.mx/pdf/100_119-170.pdf