jueves, 5 de junio de 2014

Redes económicas de la Iglesia colonial poblana en la Mixteca



Redes económicas de la Iglesia colonial poblana en la Mixteca
En la conformación histórica de un territorio regional tenemos propuestas que van de la importancia del elemento militar al del aspecto económico. Sin negar estas propuestas, antes bien, enriqueciéndolas, el Dr. Francisco Javier Cervantes refiere a la importancia de la articulación de Parroquias y Obispados en la conformación de regional. Con particular énfasis en las relaciones económicas que se presentan entre las instituciones eclesiásticas y la sociedad.
            Así, con la información proporcionada por los anexos del texto “La iglesia en la conformación del territorio. Reflexiones sobre el caso del obispado de Puebla, siglos XVI-XIX”[1] y otras fuentes, pretendo apuntar cómo la sociedad de la zona territorial hoy conocida como Mixteca, limítrofe entre los actuales estados de Puebla y Oaxaca, formaba parte de las redes económicas del Obispado de Puebla.
Dentro del extenso Obispado de Puebla en la época colonial, consideramos la Mixteca como una región conformada por los pueblos que se ubican más al sur del Valle de Zapotitlán Salinas, parte más sureña de Tepexi, Acatlán de Osorio e Izúcar.[2] Queremos saber los intereses económicos en el área de las instituciones eclesiásticas tanto seculares como regulares, así también el cómo los mismos habitantes están articulados efectivamente a la capital diocesana.
Referente a la importancia capital de la cabecera diocesana, es revelador el siguiente párrafo:
No se puede explicar la majestuosidad de la catedral sin tener en cuenta que los diezmos provenían de todo el obispado. Asimismo, todo productor agrícola de la amplia diócesis que considerara tener una hija religiosa debía primero pensar en recurrir a un monasterio de la Angelopolis y con ello el valor de las dotes se fue acumulando en la ciudad.[3]

La Mixteca no está exenta de estas relaciones. En los cuadros estadísticos de Cervantes Bello podemos ver que en los censos de 1613 a 1617 diferentes actores llegaban a contratos con la Iglesia para percibir rentas, entre otras figuras jurídicas.
Así, por ejemplo, Pedro Cortés Espina pide un préstamo de 10,000 pesos, dejando en hipoteca dos haciendas, una de ellas en la Mixteca baja con 18,000 ovejas. La relación de las instituciones eclesiásticas con la Mixteca para agostadero de ganado continua en el siglo XVIII, los jesuitas compraron 4 sitios de ganado mayor al cacique de Tepexi de la Seda en 1661, y posteriormente continuaran comprando o arrendando tierra a los caciques de la región.[4]
Mientras que el convento de Santo Domingo por venta tiene censo de una hacienda en Izúcar de Bartolomé Castilla. Los acreedores notables se podían respaldar con haciendas, ranchos e ingenios en la Mixteca. Mientras que las transacciones de casas en Tehuacán era de 11 contratos con valor de 20,020.[5]
            Para mostrar el punto de la importancia económica de la Mixteca en las instituciones eclesiásticas, tenemos el caso de la Hacienda San Jerónimo que engordaba ganado mayor y menor de los jesuitas mediante la figura de arrendamiento de los cerros de la Mixteca. Por lo que la región de la Mixteca contribuyo al engrandecimiento y manutención de los grandes colegio jesuitas de Puebla.
Vamos más allá de las relaciones de arriendo de pastos, la relación con la iglesia también es artística. En el lejano municipio de Santiago Chazumba Oaxaca, la iglesia está llena de elementos que comprueban su estrecha relación con la Angelopolis. Una soberbia custodia de plata sobredorada y otros elementos de manufactura poblana[6]  comprueban que las iglesias en la Mixteca requirieron manufactura poblana. Los objetos de culto provenían de la capital diocesana, por lo que hay que imaginar los muchos y buenos caudales económicos que fluían de la región para abastecer al culto religioso de sus iglesias.[7]
En economía y culto no terminan las relaciones mixtecas con Puebla,  también las elites de la zona se educan en la capital. Juan Rodríguez Sedillo de Huajuapan entra al Colegio Real de San Pedro y San Juan en 1645, mientras que José de Olea, Francisco de Olea, Juan de la Parra y Diego Cortazar de Silacayoapan reciben las ordenes eclesiásticas en la Angelopolis,[8] cabe pensar en situaciones semejantes para los conventos femeninos.
Por lo anterior podemos concluir que la vasta región del Obispado de Puebla estuvo articulada económicamente y donde incluso zonas tan lejanas como la Mixteca tenían relaciones estrechas con la capital. Desde intereses económicos de la Iglesia como de las elites regionales, como de influencia artística, cultural y educativa.



[1] Cervantes Bello, Francisco Javier, “La iglesia en la conformación del territorio. Reflexiones sobre el caso del obispado de Puebla, siglos XVI-XIX” en: Puebla: Territorio y globalización. Variaciones sobre un problema, ICSyH “Alfonso Vélez Pliego”-BUAP, Puebla, México, 2009, págs.  19-79.
[2] Mapa ubicado en páginas 24 y 25 de Cervantes Bello, Francisco Javier, “La iglesia en…,
[3]Ibidem, pag. 
[4] Cruz Pazos, Patricia, Del arrendamiento al despojo de tierras: los caciques Cruz y la hacienda de San Jerónimo (Tepexide la Seda, Puebla-México, 1728-1805), en Memoria Americana, enero-diciembre 2007     http://www.scielo.org.ar/scielo.php?pid=S1851-37512007000100002&script=sci_arttext
[5] Cervantes Bello, Op. Cit.
[6] De Leo Martínez José Andrés y Fernando Vargas Cruz,  “Nuestro Padre Jesús Nazareno. El retrato de una escultura para la renovada devoción en Santiago Chazumba, Oaxaca”, en Encrucijada. Revista Digital del Seminario de Escultura. Núm. 2, diciembre 2009, Instituto de Investigaciones de Estéticas-UNAM, México. Localizado en http://www.esteticas.unam.mx/encrucijada/revista_02.pdf
[7] Pérez Morera, Jesús, “Formas y expresiones de la platería barroca poblana. Repertorio decorativo, técnicas y tipología” en: Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas, Vol. XXXIV, Núm. 100, 2012, págs. 119-170. Localizado en:  http://www.analesiie.unam.mx/pdf/100_119-170.pdf

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